Sus miradas estaban enfrentadas, como siempre... Ella hacía que la taza media llena de café gire en la mesa, mientras que él tan solo movía los dedos de su mano derecha a un ritmo exacto, como para que no haya tanto silencio. Ninguno de los dos sabía perfectamente que transmitían las miradas, si enojo o envidia, capaz un poco de nostalgia, puede que se estaban diciendo te extraño, o quizás un te quiero, pero eran muy confusas. Ella tomó otro sorbo del café, pero desvió la mirada hacia el piso, la mirada de su contrincante la ponía más que incómoda. Siempre pasaba, él la miraba de esa forma y ella no tenía otra opción que bajar la mirada como disculpándose de nada; y él no sacaba sus ojos del rostro de ella.
- Entonces... ¿Qué pensas hacer? - Le dijo ella rompiendo el silencio.
- No lo sé, estoy muy confundido. - Dijo él, tomando uno de los bocados que tenían frente a ellos en el medio de la mesa.
- Yo creo que... Deberías terminar con eso, porque muy bien no te está haciendo.
- Lo sé...
- Pero es tu decisión, vos decidís qué hacer...
- Sí...
Otra vez el silencio reinó. Ella se quedó con la mirada baja al café y él a la ventana. Por la mente de la muchacha pasaban muchas cosas qué decirle, y por ende en su pecho sintió un cosquilleo lindo y molesto al mismo tiempo. Miró la hora, todavía tenía tiempo de sobra, y ese tiempo quería compartirlo con él, pero no sabía cómo. La relación tenía un gran abismo en cuanto la confianza, y ella sentía que debía empezar de 0 todo, pero la duda era... ¿Cómo? Pero no sentía que esos momentos que él estaba pasando eran justos para escuchar sobre eso, y por sobre todas las cosas, lo sorprendería, es así que prefirió callar esas cosas hasta un tiempo indeterminado. Tal vez, no sería necesario decirle esas cosas, pero para ella era más que necesario.
Ella tomo el último trago de su café y puso como es su costumbre, los papelitos vacíos del azúcar dentro de la taza. Se le quedó mirando sin pensar en nada...
- ¿Nos vamos? - Preguntó él
- ¿A dónde? No tenemos un lugar tranquilo al cual ir y, además, mucha charla no sacamos...
- Puede ser...
- Bueno, en el camino veremos...
- Sí - Respondió él mientras llamaba para que le den la cuenta
Mientras caminaban, el frío y el silencio los envolvían. Alguna que otra mirada se cruzaba, pero nada más. Eso le hacía sentir incómoda a ella, pero no le importó, siguió disfrutando ese silencio que él siempre hacía, y tal vez eso sería una de las pocas cosas a solas que compartiría con él. En un momento, no dio más y habló.
- Quiero... Quiero empezar de 0 nuestra relación. No digo que volvamos a lo que fuimos, no sé, capaz puede que pase, ninguno está seguro de esas cosas, pero, seguís siendo alguien importante para mi, y no quiero que quedes atrás, quiero que estés presente, en serio te lo digo. Por eso es que, me parece que tendríamos que darnos una oportunidad en cuanto nuestra amistad, me seguís importando y... Dios, estoy repitiendo todo, pero... ¿Al menos entendiste?
- Sí, creo... Pero, eso tenemos que verlo con el tiempo
- Pero quiero saber si a vos te gustaría que esté acá con vos, sabes perfectamente que confías en mi, ya cambié, encontré una verdadera parte de mi. Quiero saber que vas a confiar en mi, quiero estar segura de que puedo confiar en vos, de buscarte cuando no sepa a quién buscar y vos también conmigo.
- No te lo puedo decir con exactitud...
- No me voy a alejar, sabelo.
- Lo sé...
- Bueno... Eso
Ella miró al frente, no esperaba respuesta alguna, ya ni espera las respuestas de él, porque o nunca da una, o da una y ella se sorprende...
- Sí, creo que podríamos intentarlo.
Sin evitarlo, una sonrisa se dibujó en su rostro.