viernes, mayo 21

Luzparís en el Colón

El público del teatro suele entrar a la sala, acomodarse en la butaca y leer el programa. Digamos que es casi lo único que hay para hacer antes de que comience la función. Tal vez subirse las medias, hacer algún comentario con su compañero, pero no mucho más. Es sentarse a esperar que las luces se apaguen. ¿Usted qué está haciendo? (fijese que no lo tuteamos, lógicamente, estamos en el Colón, acá todo es muy serio y solemne: butacas de terciopelo, una arquitectura símil coliseo. Que bonito todo ¿no?). Portese bien. Sí, usted, integrante de una turba incontrolable que va por la vida escuchando rock. A usted le hablo. Siéntese derecho, si no sabe cómo hacerlo mire al de al lado y copie todos sus movimientos. No prenda fuego, no coma, no fume, no se mueva, apague el celular, tráguese el chicle, péinese. Haga de cuenta que está en penitencia. ¡Muy bien! Así, quietito.
- Pará, loco. El rock dejó de ser rebelde en los 70.
- No, el rock es música de satán todavía en el siglo XXI.
- ¿Hace cuánto tiempo que no vas a un recital de rock?
- ¡Silencio!
- No, vos callate. Además, Luzparís no es rock, mirá dónde toca.
Es curioso, Luzparís es una banda de rock que ensambla perfecto en una sala de teatro. En una obra los personajes hablan. ¿Qué sería de Shakespeare sin diálogos?
Luzparís no dice una sola palabra, pero dice tantas cosas. En la música académica tampoco se dice una sola palabra, he ahí el punto de encuentro. Aunque pensándolo mejor: los académicos avanzan con la vista clavada en pentagrama; Luzparís apenas sabe qué acorde marca; los académicos se visten de esmoquin; Luzparís fabrica sus propias remeras; los académicos suelen interpretar a los clásicos; Luzparís compone hoy; los académicos ejecutan piezas; Luzparís toca canciones. Son diferencias inexistentes, lo importante es el nivel artístico. Luzparís presenta esta noche su último disco, Tierra de Conejos, una obra post-rock admirable. Es lógico y un honor que se suba al escenario de los académicos, en la mejor sala de la ciudad.
- ¡Eh! ¿No estás exagerando?
- Sí, un poco
- Bueno, callate. Ahí Empieza

Por Agustín Maragoni


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Es el texto que estaba en el programa del recital de Luzparís en el Colón el 29/4

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