Son casualidades, o momentos extraños. Momentos inesperados que te hacen sonreír.
El ver "hwy" debido a la pifiada al tipear ya me hizo temblar, algo me decía que iba a pasar un hecho poco común en estos días.
Respondí, cortante, aún no se me había pasado el enojo, o el histerismo, como quieras decirle.
La siguiente pregunta o frase fue muy inesperada...
Y el día también fue inesperado.
Era un día perfecto. Nublado, un poco de lluvia y viento. Era todo casi perfecto. Te iba a ver, sí, te iba a ver. Pero, no, siempre hay algo que hace que no lo sea, pero, ya fue, no importa, sigamos.
El frío y el viento molestaban pero no importó, vos querías salir a caminar de todas formas, y a mi salir a caminar me gusta, y más si vas con alguien acompañado y poca charla.
Una bufanda de algo idiota, pero francés tenías vos... Esa fue tu descripción... O eso recuerdo que dijiste vos.
Un comentario incómodo llevó a un abrazo inesperado. Tibio, como siempre... Extrañaba eso la verdad.
El viento molestaba demasiado.
Caminar y que me muestres un lugar, lugar ya conocido y que dudo ahora que vaya a servir lo que necesitaría de él. No creo que vendan al por mayor.
Encontrar un lugar abierto, un domingo, con ese clima, no es muy fácil. Uno solo lo encontramos. Estaba tibio, como tu abrazo.
'Dos cortados, por favor' recuerdo haber dicho. Muchas palabras no intercambiamos. Las mismas frases utilizadas, ya gastadas.
'Por qué la odias?' preguntaste riéndote. 'Porque, ya sabes... No tengo ganas de repetirlo' dije, evitando tu mirada. No era un día para hablar de esas cosas. No quería meterme más en el tema. No quería cagar eso como cagué todo lo anterior.
Tus muecas, tus caras al ver esos videos raros de la televisión... Y mi forma de escapar de mis pensamientos al ponerme a dibujar y escribir.
'Hacía mucho que no escribía, la verdad' te dije, mientras cerraba el cuaderno. 'En serio? Mira vos...' dijiste, con una pequeña sonrisa.
Al rato nos fuimos de ahí, al mismo lado, pero yo paraba antes. Tampoco demasiada charla había. No me importó. Esos silencios son cómodos. Son silencios felices.
Cantar y empezar a saltar.
Llegamos a mi punto. Nos dimos un abrazo de despedida. 'Te extraño' te dije, no recuerdo si te miré a los ojos o qué, recuerdo que en el segundo siguiente me abrazaste de nuevo, pero de una forma muy rara que hiciste que se me salgan los lentes con tu campera...
Aún me siento rara.
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